Casa De Vanilla // [Libre]

Estaba en el jardín, cruzando la valla que lo conectaba con la calle. Estaba un poco nerviosa, no sabía como era mi casa, me apresuré y abrí la puerta con la llave. Entré, mi casa tenía las paredes de un color muy claro, un celeste agua marina, precioso, me encantó. El suelo, era de madera blanca, con brillo. Estaba decorada con muebles antiguos, una casa realmente hermosa. Dejé las maletas junto al sofá, y decidí adentrarme viendo más sobre mi casa. El dormitorio, no era muy grande, con una gran ventana y una pequeña terraza, en la que podría poner mis preciados rosales.

Estaba dentro de su habitación como de costumbre, viendo a través de la ventana. Su casa se hallaba en lo alto de una colina al final de la calle por lo que podía ver parte de la ciudad.
Había notado a aquella chica de cabello algo rosa-blancusco llegar a una casa que se hallaba desolada. Una nueva vecina había pensado.

- ¿Mistler deberíamos ir a visitarla, saludarla y darle la bienvenida al vecindario?

Inmediatamente luego de cuestionarse, tomó una tijera y cortó una de las rosas negras que tenía en su jardín, la rodeó de un papel y se dirigió con su gato a la casa para darle la bienvenida.

Caminó unas pocas cuadras con gran suavidad en sus movimientos mientras una brisa ligera mecía su cabello Pronto dio a la puerta de la desconocida, subió un escalón y golpeó la puerta, dio dos pasos hacia atrás y esperó pacientemente en respuesta de la nueva vecina mientras sujetaba delicadamente la rosa entre sus brazos.

Oí un sonido en la puerta, no esperaba que fuese a llamarme nunca nadie. Mi casa estaba algo perdida, y por eso escogí esa, realmente, me gustaba el silencio y la tranquilidad.

Estaba en mi cuarto, y fui tan pronto como pude. Cuando abrí la puerta, había una chica, con un gato y una rosa negra en la mano. - Adelante...- dije cediéndole el paso a la chica.

Agachó levemente la cabeza y disculpó su intromisión negándose a entrar a la casa mientras extendía sus brazos ofreciéndole la rosa.

-Oh! No, muchas gracias. De seguro has de estar muy ocupada con la mudanza, no quisiera interrumpir. Solo he venido hasta aquí para saludarte y darte la bienvenida. Hacerte saber que cuentas conmigo para lo que necesites, ¿si?

Le sonrió seguidamente de decirle aquellas palabras mientras observaba cuidadosamente su cabello.

-Por cierto, tu cabello luce muy bien.

Volvió a sonreír mientras su gato asentía su cabeza para afirmar sus palabras.

Cogí la rosa, la verdad, es que me encantaban las rosas negras, las consideraba más finas y bonitas que las de colores más vivos como las rosas rosas, rojas o blancas. - Muchas gracias... - le dije algo tímida, puesto que no esperaba un regalo de bienvenida. La chica, dijo que mi cabello estaba bien, lo cual, era algo que nunca me decía, puesto que la gente, me evitaba, decía que vestía de manera rara, y cosas así, por lo que me sentía extraña ante semejantes palabras. El gato, asintió. - Muchas gracias... - volví a repetir.

Pase delande de una casa y me parecio ver a Vanilla,me acerque a la puerta y toque suavemente por si estaban durmiendo o viendo la tele ¿Hay alguien? Susurre a la puerta

-No es nada.
Dijo mientras se alejaba de la puerta con una cálida sonrisa y el gato le seguía.

-Siempre hay que tener un trato gentil y cordial para con los demás. ¿no es cierto Mistler?
Volvió a comentar yendo hacia la acera y retirándose finalmente de la casa de la nueva vecina.

miré a la chica, no sabía responder. Ya había visto antes a ese gato, me resultaba muy muy muy familiar. - ¿Deseas algo más? - mis labios articularon aquellas palabras sin pensar a qué podía referirme. Estaba nerviosa, y no sabía por había dicho eso.

Oí la voz de SeeU, pero, no podía verla, intenté encontrarla con la mirada, pero, no era capaz.

Agité mi mano de lado a lado dándole a entender de que todo estaría bien, mientras seguía mi camino de regreso a mi casa sin dar vista atrás susurrándole a su gato...

-¿Crees haberla conocido antes? Creo recordarla de algñun lugar, Mistler ha memoria y recuérdamelo por favor.

Siguió caminando dejando a Vanilla con su nueva visita que había notado pocos minutos antes, justo después de haber partido de la casa.

La chica se fue, mientras yo la miraba algo extrañada. ¿Quién sabe? Quizás, ya hubiese visto a su gato antes.

- Somos gatos, puede ser posible...

Dije y entré en casa. Metí la rosa en un florero.